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Dos obras de Rafael Zabaleta: "Retrato de Visi "y "El taller del pintor".

Este artículo se publicó en la "Revista de Información y Cultura" de Quesada (Jaén) con motivo de la Feria y Fiestas de 2017.


Como en anteriores números de esta Revista de Información y Cultura, vuelvo a escribir sobre Rafael Zabaleta. En esta ocasión me referiré al origen y el destino de dos obras del pintor ya catalogadas, pero poco conocidas: “Retrato de Visi” (1941, 95 x 76 cm.) y “El taller del pintor” (1941, 105 x 75 cm.).

Investigando la primera de estas dos obras, he podido contactar con una sobrina de Visi, la chica retratada por Zabaleta, y así conocer de primera mano la personalidad de la modelo y la relación entre pintor y modelo, lo que al mismo tiempo me ha permitido un acercamiento al segundo tema de este artículo: la relación de Zabaleta con las mujeres. Si lo que valoramos, como sería lógico, es la enorme obra pictórica de Rafael Zabaleta, es este un asunto sin duda intrascendente, pero que ha dado lugar a varios comentarios poco respetuosos y que en nada contribuyen a la dignidad que merece la memoria del artista. Lamentablemente algunos de esos comentarios se han transmitido en letras de imprenta y han desencadenado juicios y valoraciones sin fundamento.

“Retrato de Visi” y “El taller del pintor”.
El 23 de noviembre de 1942, hace ahora 75 años y en plena II Guerra Mundial, Rafael Zabaleta, con 35 años de edad, inauguraba en la Galería Biosca de Madrid su primera exposición individual, en la que mostraba veinte óleos y dos acuarelas.

Dos de esos óleos eran “Retrato de Visi” y “El taller del pintor”, que Zabaleta vendió al entonces Embajador de Japón en España, Yakichiro Suma, quien los adquirió por 1.500 pesetas cada uno[1].

               
Yakichiro Suma[2] (1892 – 1970) fue académico fundador de la Academia Breve de Crítica de Arte creada por Eugenio D’Ors, y a la que tan vinculado estuvo Rafael Zabaleta[3]. Amante del arte, el embajador Suma consiguió en España una importante colección de 1.800 obras, de las cuales pudo llevar a Japón al menos 500, que hoy conserva el Museo de Arte de la Prefectura de Nagasaki.
                           

 Vázquez Díaz: retrato al óleo de Yakichiro Suma - Eva Preetsman: retrato en bronce de Yakichiro Suma

Lamentablemente no disponemos de fotografías en color ninguna de las dos obras de Zabaleta adquiridas por Suma. El conservador del Nagasaki Prefectural Art Museum, Akira Nonaka, me ha confirmado que ambas figuran en la relación de la colección Suma con los números 808 y 807 respectivamente, pero ninguna de ellas se conserva en dicho museo, y aún no las he podido localizar en ningún otro centro artístico ni colección particular.

Cesáreo Rodríguez-Aguilera cuenta que Zabaleta «vendió un cuadro al Embajador de Japón, precario éxito que a él le satisfizo mucho. Años después, finalizada la segunda guerra mundial, Zabaleta encontró el cuadro en un puesto de venta del rastro de Madrid, con su firma sustituida por la de Matisse. Es posible que a estas horas el cuadro de Zabaleta figure en alguna colección o Museo como original del pintor francés»[4]. Ignoro a cuál de los dos cuadros vendidos al Embajador se pueda referir Rodríguez-Aguilera, pero la historia me parece en principio fantasiosa y poco creíble si tenemos en cuenta que un coleccionista de arte como Yakichiro Suma no se desprendería fácilmente de una obra de Zabaleta que además, como hemos indicado más arriba, figura relacionada en su colección. Por otra parte, es difícil pensar que alguien quisiera hacer pasar un Zabaleta por un Matisse, dadas las diferencias notables entre las obras de ambos artistas y el hecho de que Zabaleta ya se cotizaba bien y era muy conocido en los medios artísticos de España.

Los óleos vendidos al señor Suma aparecen reproducidos en el catálogo de la Exposición Antológica realizada en homenaje a Rafael Zabaleta (Madrid 1961. Dirección General de Bellas Artes), donde figura que “El taller del pintor” pertenece al Museo Zabaleta de Quesada, lo que es tan inexacto como el título que le dan a la obra (“El pintor y la modelo”) y la fecha de realización que le asignan (1940). Desgraciadamente, son muchas las imprecisiones que se han publicado con respecto a la obra y a la biografía de Zabaleta.

“El taller del pintor”, de una impresionante profundidad, incluye en su ángulo inferior derecho una de las más bellas maternidades de Rafael Zabaleta.

En cuanto al “Retrato de Visi”, es una fiel imagen de Visitación Moré Esteban (1919 - 2007), una muchacha a la que Zabaleta conoció en Madrid y con la que el artista mantuvo una estrecha relación el resto de su corta vida.

Visi Moré y Rafael Zabaleta.
La venta de la obra desagradó enormemente a Visi, quien conservó otro retrato suyo a carboncillo (64 x 46 cm.), también de gran calidad. El pintor cordobés Pedro Bueno, en una carta enviada a Zabaleta el 29 de diciembre de 1942, se refiere así a este hecho: «Me ha telefoneado “Visi” y la pobre está un poco disgustada con la venta de su retrato; yo ya le he dicho que lo más importante es que el pintor queda y puede pintar otro y que puede estar orgullosa de que su retrato se vea un día colocado en una galería del Japón, -en el fondo le gusta-.»

Visi Moré dirigió a Zabaleta en 1953 la siguiente carta, que transcribo con la mayor fidelidad posible:

Vitoria 29/4/53
Queridísimo Rafa: Recibí tu carta en la que veo estás bien de tu caída[5] en lo que me alegro infinito. De lo que dices de la poesía que la guarde no me interesa guardarla[6] sólo guardo los recortes de periódicos de uno que no lo olvido y que es un “rebelde” y ese es Zabaleta. Me alegro infinito que estés libre como el pájaro como yo así no te dejaría, no te parece? Dices en tu carta que esperemos yo te esperaré toda mi vida sé que te vas a reírte; me gustaría verte la cara que pondrías parece que te veo el gesto.
Ese mes que viene sales de tu hermoso pueblo? Yo pregunto dónde vas? Si te acercaras por esta con lo precioso que es las salidas tiene un campo precioso para pintar creo te gustaría puesto que es montañoso y además vienen muchos pintores a pintar por estas tierras y además siempre hay pintores que exponen  sus obras; y además que te acompañaría yo a llevar tus pinceles pero no creas que voy a estar en esta mucho porque estamos esperando que nos terminen la casa de Madrid y pasaremos los inviernos y el verano en esta, así es que te veré pronto, bueno nos veremos, no es eso? Escribiéndote no sé ni lo que te escribo me acuerdo de tu primera exposición que expusiste y de aquel “retrato famoso” y me muero; no quiero ponerme triste, porque estoy muy contenta con tu última carta. Te quiere,
Visi.

    
 Resulta evidente que Visi estaba profundamente enamorada de Zabaleta y que, a pesar de los once años transcurridos desde la venta del retrato, no había olvidado ese hecho que tanto le disgustó.

Gracias a la generosidad de Olga Granero Moré, hija de la pintora Matilde Moré, una de las hermanas de Visi, he tenido acceso a dos manuscritos rimados fechados el 8 y el 9 de enero de 1954 y firmados por “Ángel”, Ángel Mingote Lorente[7]. Ambos textos están dirigidos a Visi Moré, con quien Ángel acabaría contrayendo matrimonio poco después, y hacen referencia a Rafael Zabaleta (texto en negrita), de quien el autor se muestra claramente celoso. Como son bastante extensos, transcribo solo unos fragmentos de cada uno de ellos:

Para Visi Moré. Improvisación.

¡Vaya, vaya con la niña
tan bonita y hechicera:
haber venido a Madrid
para quitarme las penas!
Por tu caridad, mil gracias,
“vascorra” y aragonesa
(doble sangrecica tienes
de tesón y de firmeza,
de ternura y de bravura,
de cabezona y guerrera).
--
Mas no vengas con mentiras
y no me seas coplera:
tú te quedas en Madrid
porque viene Zabaleta
y en tal caso yo te digo:
de ti me importa una breva,
pues soy cual niño mimoso,
solo quiero que me quieran.

Ángel.8-I-1954


Rimas bárbaras e improvisadas

Aquellos ripios de ayer,
está visto y demostrado,
os han dejado muy frías,
apenas os han gustado:
la alusión a Zaragüeta
y lo de haber “arramblado”
con la comida sobrante
a Pilar[8] no le ha llenado,
tampoco a su hermana Visi.
¡Soy un perfecto bellaco!
xx
Solo y triste queda
este rimador;
¿a él quién dará el consuelo
de un poquito de amor?
--
                        Ángel.



De la misma forma he conocido un romance titulado “Secreto” y enviado a Visi el 25 de marzo de 1948 por Antonio Martínez de Marigorta[9] con la siguiente dedicatoria: «Para María Visitación, mujer enigmática y de belleza exótica y extraña, que en una noche triste –noche de un marzo sentimental- me dijo que no creía en el amor». No podemos saber si el poema esconde alguna referencia al amor que Visi sentía por Rafael  Zabaleta, pero el retrato que el poeta hace de ella contiene interesantes rasgos claramente coincidentes con los que podemos observar en el retrato al óleo del pintor. Por ello he creído oportuno transcribirlo a continuación:

Eternamente asomada
en tu mirador de ensueño,
tus ojos están muy tristes,
embriagados de misterios.
¿Cuál es la pena escondida
que puso lutos poéticos
en la nieve de tu frente,
pensativa de desvelos?
Ante ti, la tarde huye
por ese camino viejo,
lleno de hastíos y brisas,
lleno de soles y tedios.
Asomada eternamente,
¿cuáles son tus pensamientos?
¿Qué dolor ha puesto heridas
en el cauce de tus sueños?
Eternamente asomada,
mientras la seda del viento
juega a besarte en la boca
y a perderse en tus cabellos,
acaso esperas con ansias
lo que murmuran mis versos:
algo grandioso, imposible,
algo dulce, tenue, bello.
¡En la pena de tus ojos
está guardado el secreto!
                     ---
Tus palabras de una noche
-noche de un marzo poético-
tenían brillos de luna
y perfumes de misterios.
Era enigma tu mirada
y enigma tu pensamiento:
“El amor –hablabas triste-
es sólo un presentimiento,
como el humo que se extingue
al leve empuje del viento”.
Luego, te fuiste perdiéndote
entre sombras y luceros,
por la noche opaca y fría,
llevándote tu secreto…
Eternamente asomada
en tu mirador de ensueños,
esperas algo imposible,
desconocido y eterno.
Y tu mirada doliente
espía el camino viejo,
quizá soñando en ausencias,
quizá soñando en regresos.
En el fondo de tus ojos
está escondido un misterio:
¿es la ilusión que no llega
o es la herida de un recuerdo?
Asomada eternamente,
la brisa te finge besos.

 Visi enviudó en diciembre de 1961, año y medio después de la muerte de Zabaleta. El recuerdo del pintor continuó vivo en la familia Moré; así lo demuestra el hecho de que Matilde, hermana de Visi, continuara versionando con acierto algunas de sus obras. Esta maternidad al óleo (1997, 55 x 38 cm.) de Matilde Moré es un regalo que ella me hizo:


  

Otras mujeres (Yvonne en París, Marichu Moro en Almería, Inmaculada Montero en Granada…) mostraron su interés personal por Rafael Zabaleta, y este siempre les correspondió a su modo: con gran afecto, pero como un solitario tímido e impenitente nada dispuesto a renunciar a su soledad y a su independencia.

Como señaló Enrique Azcoaga, a Zabaleta «le encantaban las mujeres casi tanto como las temía, por su manera de ser introvertida»[10]. Y en la misma idea insistía Alfonso Cavallé, gran amigo del pintor, en estos términos: «Deseaba Rafael tanto el matrimonio y al mismo tiempo tenía un miedo cerval a dar ese paso. Nunca llegó a tener novia propiamente dicha»[11].

Ramón Descalzo Faraldo describió así a Rafael Zabaleta: «… pintor de la Andalucía alta, nativo de Quesada, juvenil en los años y ya a punto de cosecha en la obra. Por si a alguno interesasen más datos, agregaré que la lectura, la caza, el existir apartado en una casa de las montañas, la soledad como profesión y la pintura como vida, terminan el retrato del hombre.»[12]

La “soledad como profesión y la pintura como vida” de Rafael Zabaleta quedan igualmente de manifiesto en estas palabras de Carlos Castilla del Pino: «La pintura de Zabaleta es el discurso mantenido del solitario, y hace solitario a cuanto toca, esto es, a cuanto representa… Lo que nos comunica Zabaleta con su plástica es la intrínseca soledad del ser humano y, por tanto, de él mismo.»[13]

Ilustro finalmente este trabajo con algunas fotografías de Visitación Moré que también me ha facilitado su sobrina:


Visi joven en Vitoria - Visi y Ángel Mingote el día de su boda

  

Boda de Visi y Ángel Mingote. Junto a Visi, el famoso compositor Jesús Guridi Bidaola, padrino de boda. A la derecha, con abrigo de pieles, la pintora Matilde Moré. La niña situada en el centro es Olga Granero Moré, hija de Matilde.


[1] En su relación autógrafa de obras, Rafael Zabaleta solía anotar con precisión el nombre de quien adquiría cada uno sus cuadros y el precio de venta. En el caso de los dos óleos que nos ocupan solamente aparece: «Japón 1.500».
Según se desprende de la citada relación, entre 1937 y 1959 Zabaleta regaló como mínimo 22 óleos, y vendió otros 73 por un montante global de 677.700 pesetas. El precio individual de las obras oscila en esos años entre las 1.500 pesetas de las primeras ventas (1942) y las 40.000 o 50.000 pesetas de algunas de las últimas (1958). Conviene recordar que entre 1955 y 1960 el salario mensual medio de un trabajador osciló entre las 9.600 y las 17.280 pesetas.

[2] Yakichiro Suma (1892 – 1970), Embajador de Japón en España de 1940 a 1946, es conocido como el activo más importante de Kenpeitai (servicio secreto de Japón) en Europa durante la II Guerra Mundial. Fue el creador e impulsor de la red de espías TO, que llegó a tener operativos desde el Reino Unido a la Unión Soviética, pasando por Irán ó la India. Toda esa red de espías era dirigida por Yakichiro Suma desde la Embajada de Japón en Madrid, valiéndose de sus actividades diplomáticas. Además, y utilizando sus contactos diplomáticos en Lisboa, tejió una red de intercambio de informaciones con los servicios de inteligencia de Alemania e Italia.
Enrique Lafuente Ferrari (Recuerdo de Daniel Vázquez Díaz en su centenario. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2011, nota 68, pág. 80) escribe: «Suma era un rico diplomático nipón de familia distinguida: inteligente, afable y cordial, tuvo un gran papel en la sociedad madrileña de aquellos años. Coleccionista empedernido, compró obras de arte, especialmente pintura moderna y antigua, así como dibujos. Exhibía su colección en el palacio de la Embajada, en la calle de Miguel Ángel, donde recibía suntuosa y frecuentemente a artistas y escritores […] En cuadros modernos sí tuvo mejor tino y creo que Vázquez Díaz, gran amigo suyo, le aconsejó alguna vez en este campo: reunió una respetable selección de obras de Daniel y de Solana, entre otros muchos pintores españoles.»

[3] Es bien conocida la participación de Zabaleta en los “Salones de los Once” organizados por la Academia creada por D’Ors.
En su libro Historia de la Academia Breve de Crítica de Arte (página 52), Manuel Sánchez-Camargo describe una de las reuniones de la Academia dorsiana (1946) y escribe: «Desde nuestro mirador se divisa otro despacho –el destinado a trabajos de filosofía- en el cual se hallan en amigable plática y en espera de que termine la sesión: José Luis Aranguren, y Rafael Zabaleta. El primero es el más entusiasta, y el más autorizado biógrafo, de la filosofía dorsiana… Rafael Zabaleta es un asiduo en la casa del maestro…». Aranguren también adquirió a Zabaleta su óleo titulado “Bodegón con cerámica y flores” (1947. 61 x 50 cm.). Posteriormente, el pintor le regaló un dibujo a tinta.

[4] Zabaleta de Quesada. Del pueblo a la Modernidad. Àmbit Serveis Editorials,  Barcelona, 1990, pág. 123.

[5] Se refiere indudablemente al accidente que Zabaleta describe así a Eugenio D’Ors en una carta de 9-11-1952: «A mí me persigue la desgracia, pues el día del Pilar, al regresar caminando del campo ya de noche, sufrí una caída y me fracturé en tres pedazos el calcáneo del pie derecho.»

[6] Es probable que la poesía a la que Visi se refiere sea una composición que Zabaleta le dedicara, pues el pintor ya hizo antes otro tanto en 1951 con Marichu Moro, a la que envió el poema titulado “A una muchacha de Almería”.

[7] Ángel Mingote Lorente (1891 – 1961), compositor y musicólogo. Fue padre del famoso dibujante, escritor y periodista Antonio Mingote (1919 – 2012), fruto de su matrimonio con la escritora Carmen Barrachina.

[8] Pilar Moré, hermana de Visi, a quien el autor de los “ripios” había calificado de «gran maestra en recolectar las sobras de comidas y de cenas».

[9] Antonio Martínez de Marigorta (1924 – 2015) fue colaborador de la revista Vida Vasca de 1947 a 1960. En dicha publicación trató básicamente temas de ambiente alavés.

[10] «Mi buen amigo Rafael Zabaleta» en Zabaleta Homenaje, Diputación de Jaén, 1984, pág. 32.

[11] «La añoranza de un paraíso» en Zabaleta Homenaje, Diputación de Jaén, 1984, pág. 44.

[12] Rafael Zabaleta. Arte Moderno Español nº 2. Editorial Alejo Climent, Madrid – Barcelona, 1947.

[13] «Sobre Zabaleta: Una Interpretación». Prólogo de Zabaleta de Quesada. Del pueblo a la Modernidad. Àmbit Serveis Editorials,  Barcelona, 1990, pág. 9.

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