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RAFAEL ZABALETA Y LOS PASTORES


El texto de este artículo apareció en el número 9 (diciembre de 2022) de la revista “Sueños de Quesada”, publicada por la asociación “Amigos de Rafael Zabaleta”.

 
Rafael Zabaleta en 1953

Francisco Moreno Fernández y María Guerrero Romero, pastores. (Foto facilitada por su hijo Francisco).


Corrían los primeros años 40 del pasado siglo. El mundo padecía la II Gran Guerra y España los “años del hambre”[1]. Rafael Zabaleta, una vez prácticamente resuelta –aunque no olvidada– la dramática situación vivida tras la guerra civil española (campo de concentración, denuncia, detención en Madrid, cárceles de Madrid y Jaén, proceso judicial militar, juzgado de responsabilidades políticas…), se dedicaba de lleno a su labor creativa, aunque seguía en libertad condicional vigilada, debiendo presentarse a los controles pertinentes.

En marzo de 1942 habían dejado morir en la cárcel a Miguel Hernández, lo que el pintor lamentaba en sus conversaciones con Enrique Azcoaga[2]. Meses después de la muerte del poeta, Zabaleta había obtenido un primer éxito artístico con motivo de su primera exposición individual (Madrid, Galería Biosca, noviembre – diciembre de 1942), en la que mostró un óleo (“Los toros”, 1940) claramente inspirado en el poema dedicado por Miguel Hernández a la muerte de Ignacio Sánchez Mejías (“citación – fatal”, 1934). Ya se sentía, pues, pintor y estaba decidido a seguir dando a conocer su obra, en la que el campesinado quesadeño tiene un protagonismo relevante por voluntad decidida del artista.

En otoño – invierno de 1943 Zabaleta estaba en su finca de Fique. En el cortijo vecino, propiedad de Nicolás Carrasco, pastoreaba una familia de Belerda sus 300 ovejas. Rafael Zabaleta, siempre interesado en el paisaje de su tierra y en quienes trabajaban en él, decidió pintar a esta familia. Ese fue el origen de un óleo en el que aparecen Francisco Moreno Fernández, su esposa María Guerrero Romero (embarazada de su hija menor, Estefana) y su hijo Francisco.

 

Rafael Zabaleta: "Familia de pastores de Belerda" (81x100), 1943. Óleo sobre lienzo. Museo Zabaleta (Quesada).

María Guzmán[3], basándose en la relación autógrafa de obras que realizaba el propio pintor, adjudica a este óleo el título “Serranos” y lo fecha en 1948. En cambio, en la relación de obras del antiguo Museo Zabaleta (1963) aparece fechado en 1943 y titulado “Familia de Pastores”, título con el que también aparece (con el número 31) en el catálogo de la exposición antológica itinerante de 1961-1962 organizada por la Dirección General de Bellas Artes, aunque fechado en 1946. En el actual Museo figura con el título “Serranos. (Familia de pastores de Belerda)” y se vuelve a fechar en 1946.

Tenemos, pues, dudas sobre el título del cuadro y sobre la fecha en que el pintor lo realizó.

El pasado 23 de agosto me reuní en Quesada con Francisco Moreno Romero (el zagal que aparece en el óleo) para que él me contara cuanto recordara del momento en que Zabaleta los pintó a él y a sus padres. Francisco nació en Belerda el 8 de mayo de 1937. Al inscribirlo en el Registro le cambiaron por error el segundo apellido y le pusieron el segundo apellido de su madre. Por eso, sus hermanos son Moreno Guerrero y él Moreno Romero. Es hijo de Francisco Moreno Fernández (el pastor que aparece en el cuadro) y de María Guerrero Romero (la mujer embarazada que aparece junto a él), “que llevaba el negocio del ganado aunque fuese analfabeta” (según me indicó su nieto, Francisco López, a quien agradezco su generosa colaboración).

Francisco Moreno Romero me dijo estar seguro de que las personas pintadas por Zabaleta son él, su padre y su madre. Esta aparece embarazada de su hermana Estefana (la menor de los hermanos), nacida el 6 de noviembre de 1943[4]. “Nos pintó Zabaleta en Fique, donde teníamos el ganado (300 ovejas) pastando. Fue en el invierno de 1943. Los señoritos (Nicolás Carrasco y Cesáreo Aguilera) querían a mis padres más que a sus hijos. Si mi padre necesitaba dinero, lo acompañaban al banco y le decían al director: «A mi pastor le das lo que haga falta», y eso que ellos eran los señoritos”.

Como más arriba señalé, Rafael Zabaleta era propietario de un cortijo vecino al de Nicolás Carrasco, en Fique, por lo que no es de extrañar que pintara allí a estos pastores, o al menos iniciara la obra, que pudo haber terminado en su estudio.

Por otra parte, por los datos que Francisco facilita resulta evidente que el óleo es de 1943, y no de 1946 ni de 1948. Su título bien podría ser “Familia de pastores de Belerda”. Si es así, Zabaleta no lo recogió en su relación autógrafa de obras, aunque en una carta dirigida a Eugenio D’Ors desde Quesada (13 de noviembre de 1943) parece referirse a él: «Ya empecé mi temporada de trabajo con un cuadro de tipos de esta tierra en un paisaje de atardecer invernal». Ninguno de los óleos recogidos por el pintor en su relación de 1943 se ajusta a esa descripción, por lo que pienso que se refería a este.

 

Rafael Zabaleta: "Pastores" (100x81), 1944. Óleo sobre lienzo. Colección particular.

Aproveché la entrevista con Francisco Moreno Romero para mostrarle otra obra de Zabaleta (“Pastores”, de 1944, 100 x 81 cm.) en la que se ve a un pastor haciendo soga de esparto y a un niño cuyo parecido con el zagal de los “Pastores de Belerda” es muy notable. En cuanto lo vio me dijo: «Son los mismos, ¿no lo ves?», pero no recordaba que los hubiera pintado en esa pose ni en esas circunstancias. Deduzco que Zabaleta utilizó a sus “modelos” pastores para pintar otras obras en su estudio.

 

Rafael Zabaleta: "El pastor Félix"(81x100), 1946. Óleo sobre lienzo. Colección particular.

Le comenté durante nuestra conversación que existe otro óleo de asunto pastoril (“El pastor Félix”, de 1946, 81 x 100 cm.) y le pregunté si conoció a algún pastor llamado Félix. Él me respondió: «¡Claro! Llevaba siempre una gorra (así aparece en el óleo). Estuvo de pastor con nosotros y más tarde se fue a Gerona y después a Francia. Se llama Félix Fernández Moreno, tiene 92 años y vive en Úbeda con dos de sus hijas. Es yerno de mis padres, marido de mi hermana Micaela».

Es una suerte contar con testimonios como los de Francisco, pues no teníamos identificado al pastor Félix, aunque sí sabíamos que el óleo estaba “sacado del natural” (al igual que el de los pastores de Belerda), como Zabaleta le cuenta a Eugenio D’Ors en carta de 28 de marzo de 1946:

En el tiempo que llevo en Quesada tengo pintados cuatro cuadros, dos de ellos con desnudos utilizando para su dibujo los apuntes hechos en Madrid la temporada pasada. Los otros cuadros los pinté en el campo, siendo uno de ellos un pastor con su perro y ovejas con un gran fondo de serranía (se refiere precisamente a “El pastor Félix”) y el otro un paisaje con animales (debe referirse a “Barranco de los lobos”, 81 x 65 cm.), los dos sacados del natural.

Posteriormente pude hablar por teléfono con Félix Fernández Moreno (el “pastor Félix”), quien se sorprendió al saber que Zabaleta lo había pintado. Reconoce que conoció al pintor, pero poco más recuerda de aquellos años. Trabajó como pastor poco tiempo junto a los hermanos Moreno Guerrero y después se marchó a Francia. Actualmente, ya jubilado y con 92 años de edad, reside en Úbeda.

Me contó también Francisco Moreno Romero que Zabaleta los pintó en otra ocasión con “una borriquilla blanquilla” que tenía su padre. Le comenté que no conocía ninguna obra de esas características, pero que buscaría entre la producción del pintor. Él me dijo al despedirse: «busca, busca…». Naturalmente, le hice caso; buscando entre las obras de Zabaleta, encontré una acuarela (“Paisaje con animales”, 32 x 45 cm., c. 1944) que bien podría corresponder a la obra en cuestión. No aparece la familia de pastores, pero sí una borriquilla y dos cabras situadas en la era de Fique, con el pico nevado del Rayal al fondo.

 

Rafael Zabaleta: "Paisaje con animales" (32x45), c. 1944. Acuarela sobre papel. Colección particular.

El 13 de octubre volví a reunirme con Francisco Moreno, esta vez en su casa de la aldea de Don Pedro[5], y le mostré una fotografía de la acuarela. En cuanto la vio me dijo que no era esa la obra de la que él me había hablado: «No, no… La burra esa no es mía». Debe, pues, referirse Francisco a otra obra de Zabaleta que no he podido aún determinar.

Reunión con Francisco Romero y su esposa. Aldea de Don Pedro, 13 de octubre de 2022.

También le mostré una foto de “El pastor Félix”, óleo del que ya habíamos hablado en nuestra primera entrevista, y su reacción (así como la de su esposa) fue inmediata: «Míralo, es Félix, con su gorrilla, su garrota y las ovejillas. ¡Es muy propio! Y ese perro negro lo crié yo en la Cañada de las Fuentes; le decíamos “el careto” o “el lunares”, no me acuerdo ya».

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Indudablemente, Zabaleta disfrutaba en Quesada de la naturaleza y de la sierra. En carta a Cesáreo Rodríguez-Aguilera escribía el 11 de abril de 1943: « La excursión a la sierra yo creo que este año sí la haremos […], ya que es un placer que parece mentira que los muchachos de este pueblo no sepan disfrutarlo». Pero, como hemos visto, no solo le interesaba el paisaje, sino muy especialmente el contacto con quienes trabajaban en él. Eso sí, sin olvidar que él tenía una vida diferente fuera del pueblo, normalmente poco conocida por sus paisanos. En otra carta a Cesáreo Rodríguez-Aguilera (16 de febrero de 1943) también escribía:

Anoche regresé del cortijo de “Majuela”, después de pasar unos días con Fernando (Fernando Segura) y sus hermanos cazando perdices, fueron unos días al margen del mundo en compañía de pastores y carboneros. Ya anteriormente pasé otros días con Francisco Sanjuán en Tíscar, y con esto cerraré mi temporada actual de pueblo, pues ya solo estoy pendiente de ponerme la ropa de mi otro Zabaleta, y tomar el tren.

Como vemos, Zabaleta disfrutaba “al margen del mundo en compañía de pastores y carboneros”, lo que confirma a Eugenio D’Ors en la carta antes citada de 28 de marzo de 1946: «Me acordé de V. estos días pasados en la sierra cuando por las noches al amor del fuego contaban los pastores historias de lobos, ya que V. se ocupa actualmente de estas cosas en su “Glosario”[6]».

Ese gozoso contacto del pintor con jornaleros, pastores y carboneros evidencia una vez más su interés por las gentes humildes, por las que sentía gran respeto y a las que reflejó en su obra siempre con gran dignidad, alejado del folklorismo endulzado con el que se solía –y aún se suele– abordar la temática popular. A ello debía referirse Zabaleta en 1958 cuando manifestaba que su “ruralismo” respondía «a una necesidad de expresión, íntimamente ligada, nacida mejor, del medio en que vivo y la tierra que piso. Es natural que trate de expresar sus formas y colores en un mensaje cuanto más amplio, mejor». Y remachaba: «Es muy peligroso hablar genéricamente en la actualidad de una pintura andaluza, ya que por desgracia está muy desacreditada. De momento, lo mejor es que la pintura que se haga en nuestra tierra no se parezca a la que muchos creen que la representa»[7].

De hecho, en las mismas fechas en que pintó a la familia de pastores de Belerda Zabaleta estaba decidiendo qué obra enviar a la Exposición Nacional de Bellas Artes (el “concurso oficial” más valorado por los artistas en el momento) y dudaba entre un óleo de tema campesino[8] y “Asunción de la Virgen”, de 1942 (una de sus escasísimas pinturas de tema religioso y seguramente pensada para contemporizar con el ambiente político, clerical y social imperante), que será el que finalmente presente y le será rechazado por el jurado. Justificaba así su duda a Cesáreo Rodríguez-Aguilera en la carta antes citada (16 de febrero de 1943):

Ahora terminé un paisaje que no puede ser más de Quesada. Son unos campesinos y al fondo un paisaje mineral de “Doña Gila”, estoy en parte satisfecho y puede que sustituya este cuadro al que tenía destinado a la Nacional no obstante ser inferior para esta clase de exposiciones pero más prefiero continuar por el camino iniciado con mi exposición.

Ese “camino iniciado con mi exposición” era la pintura de tema campesino, “inferior para esta clase de exposiciones”, que acabaría convirtiéndolo en uno de los pintores más valorados de España en su época y en el modelo a seguir por movimientos como “Estampa Popular”, un grupo antifranquista de grabadores de los años 60.

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Tras la publicación de este artículo continué buscando la obra de Zabaleta a la que podría referirse Francisco Moreno Romero cuando me dijo que el artista había pintado a su familia en otra ocasión con "una borriquilla blanquilla" que tenía su padre. Francisco me aseguraba haber visto esa obra en el antiguo Museo Zabaleta, por lo que lógicamente debía conservarse en el actual Museo.

Recientemente Vicente Ortiz me sugirió que podría tratarse de alguno de los dibujos que Zabaleta propuso inicialmente para ilustrar "La familia de Pascual Duarte" de Camilo José Cela, dibujos que efectivamente conserva el Museo Zabaleta de Quesada, ya que finalmente fueron sustituidos por otros mucho más sencillos -también del pintor- que aparecieron en la primera edición en gallego de la novela ("A familia de Pascual Duarte", Vigo, Galaxia, 1962). 

En la hoja número 5 de los bocetos inicialmente realizados por Zabaleta para ilustrar la novela de Cela figuran estos dibujos, que bien podrían corresponder a lo que Francisco Moreno recuerda:

Rafael Zabaleta: bocetos previos para ilustrar "La familia de Pascual Duarte", hoja 5. Tinta sobre papel. Museo Zabaleta (Quesada).





[1] Zabaleta no era insensible a esa dura situación. En carta a Eugenio D’Ors de 10 de abril de 1946 le dice que está cansado «del grado de decadencia y atrofia en todo orden de cosas nobles de los ciudadanos de este pueblo, empezando por sus indignas autoridades», y le aclara: «Le escribo este párrafo bajo la impresión del lamentable espectáculo que ofrece un pueblo hambriento y envilecido, sin que salga de él una voz que nos traiga los remedios más urgentes».

[2] Azcoaga, E. «Mi buen amigo Rafael Zabaleta». En G. Ureña (coord.) Zabaleta Homenaje (pp. 30-34). Jaén: Diputación Provincial, 1984.

[3] Guzmán Pérez, M.: Rafael Zabaleta. Estudio catalográfico. Óleos. Jaén, Diputación Provincial, 2010, pp. 410 – 411.

[4] Dato facilitado por su hija Mari, a quien agradezco su colaboración.

[5] Mi más sincero agradecimiento a Francisco y a su esposa por su afectuosa acogida y por las informaciones que tan generosamente me facilitaron.

[6] D’Ors había publicado «Historia de lobos» en su “Glosario” (diario Arriba de 2 de marzo de 1946).

[7] «Rafael Zabaleta habla en torno a la pintura» (entrevista a Zabaleta de Emilio Ruiz Parra). Revista del Mediodía nº 1. Córdoba, marzo – abril de 1958.

[8] “Campesinos y tierras de secano” (1943, 100 x 81 cm.) o “Recolección en la campiña” (1943, 100 x 81 cm.), ambos ambientados en el “paisaje mineral” de “Doña Gila”.

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