Es bien conocida la
afición de Rafael Zabaleta a la literatura, y muy especialmente a la poesía.
Cesáreo Rodríguez Aguilera escribió: «Vive
en Madrid los años de efervescencia intelectual de la Dictadura de Primo de
Rivera. Asiste a la tertulia del café Pombo, donde Ramón Gómez de la Serna
pontifica; conoce a Federico García Lorca, de quien le asombra su conversación
apasionada […] Observa todo este mundo a distancia y con silencioso respeto.
Sus lecturas le llevan a los clásicos, a los hombres del 98, a Antonio Machado
y a Miguel Hernández, a los poetas surrealistas franceses…»[1]
En años posteriores a
los que hace referencia Rodríguez Aguilera, una vez que Zabaleta es un pintor
conocido y reconocido en Madrid y que su relación con la intelectualidad y el
mundo del arte se ha ampliado notablemente, sigue observando el mundo de la
literatura con el mismo respeto, pero no tan a distancia, sino con una notable
implicación personal.
Recientemente[2]
dimos a conocer la relación personal del pintor quesadeño con Miguel Hernández
y analizamos la afinidad temática y emocional de ambos creadores. En el
presente artículo nos referiremos a otro poeta leído y admirado por Rafael Zabaleta:
Antonio Machado.
Los herederos del
pintor, D. José María Castaño Fredes e hijos, conservan la invitación que
recibió de la comisión organizadora del Homenaje a Antonio Machado celebrado en
Francia (Collioure y París) en 1959 con motivo del vigésimo aniversario de la
muerte del poeta. Zabaleta no viajó a Francia con tal motivo, pero sí participó
personal y activamente en el homenaje que se organizó en Segovia el 22 de
febrero de 1959 para aquellos españoles que no pudieron desplazarse a Collioure.
Así se desprende de una crónica mecanografiada que hemos consultado en el
Archivo del Partido Comunista de España en Madrid[3],
y en la que se lee lo siguiente:
EL ACTO DE SEGOVIA EN HOMENAJE A ANTONIO
MACHADO
Ayer día 22 se celebró en Segovia un homenaje en la
casa en que vivió el maestro en la época en que fue profesor del Instituto de
Segunda enseñanza de dicha ciudad.
Un grupo muy numeroso de intelectuales y artistas a
cuya cabeza figuraban D. Ramón Menéndez Pidal, Presidente de la Real Academia,
y D. Gregorio Marañón, firmaban el llamamiento dirigido a todos los españoles
que queriendo adherirse al homenaje no pudieron desplazarse a Collioure, para
que lo hicieran a Segovia.
En la Plaza de San Esteban, en Segovia, comenzaron a
congregarse hacia las 11 de la mañana del día 22 que resultó espléndido por
todos los conceptos. Hacia las 12 y media ya había una considerable multitud.
Vinieron varios autocares desde Madrid, particularmente con estudiantes
universitarios. Otros muchos llegaron en tren. Algunos en coches particulares,
y otros ya estaban en Segovia desde el día anterior. Entre la multitud se
distinguió pronto a Dionisio Ridruejo, Pedro Laín Entralgo, Buero Vallejo,
Alfonso Sastre, Gabriel Celaya, Ángela Figuera, Zabaleta, Clavo, etc. etc.
Hacia la una de la tarde comenzó la multitud a desplazarse plaza abajo hasta la casa en que moró D. Antonio Machado. Esta gran multitud que no bajaría probablemente de las 1.500 personas, quedó agolpada ante la puerta. Poco después se pudo pasar al patio central de la casa, donde habría de transcurrir el acto. Ya dentro, cuando la gran multitud logró entrar, comenzó el acto …
Fragmento citado de la crónica del P.C.E. |
La convocatoria de esta concentración segoviana se
refería con emoción a «la iniciativa de un amplio grupo de intelectuales
franceses que, anticipándose a nuestro deseo y a nuestro deber, se propone
rendir homenaje a Machado —y por él al silencioso pueblo español— un homenaje
de exaltación y solidaridad, reuniéndose en torno a la tumba de Collioure,
donde las cenizas del poeta esperan el día en que puedan volver a fundirse con
su tierra madre y recibir en ella el homenaje que los españoles debemos a
nuestro poeta. Homenaje de hombres libres, reunidos en su memoria y
solidarizados en el “duelo de trabajos y esperanzas” que él desearía.»
Rafael Zabaleta también aparece entre los firmantes
de dicha convocatoria, un nutrido grupo de escritores, intelectuales y
artistas: «Ramón Menéndez Pidal, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Carlos
Riba, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Laín Entralgo, Daniel Vázquez Díaz,
Joaquín Garrigues, Camilo José Cela, Luis Felipe Vivanco, Gabriel Celaya,
Antonio Buero Vallejo, Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, José Luis Aranguren,
Julián Marías, Enrique Tierno Galván, María Manent, Salvador Espriu, Fernando
Chueca, Rafael Lapesa, Faustino Cordón, Juan Manuel Díaz Caneja, Benjamín
Palencia, Rafael Zabaleta, Jorge Oteiza, José Romero Escassi, José Hierro,
Eugenio de Nora, Blas de Otero, José Caballero Bonald, Fernando Baeza, Alfonso
Sastre, Jesús y Francisco Fernández Santos, Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio
Aldecoa, José María Moreno Galván, Francisco García Pavón, Alfredo Mañas, Julio
Caro Baroja, Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Juan Goytisolo, …»
El homenaje se celebró «bajo un clima de
semiclandestinidad, con fuerte vigilancia policial e intentos de provocación de
una centuria falangista. […] La censura se encargó de silenciar el acto y, para
contrarrestarlo, se organizó otro en Soria, el mismo día y a la misma hora, encabezado
por el falangista Muñoz Alonso.»[4].
Jesús González de la Torre[5]
aporta detalles significativos de ese “clima de semiclandestinidad”: «Acto de
gran importancia política y cultural, los escritores, pintores o científicos
acudieron a la convocatoria segoviana; el diario Le Monde habló de más de mil asistentes. Nunca la ciudad del
Acueducto reunió tantas personas del mundo de la cultura en nombre de la
libertad. El acto demostraba que en nuestro país algo comenzaba a moverse. […]
Perico, popular camarero del, entonces, conocido café La Suiza nos dice “¡qué
habéis hecho! Todos esos que están escondidos en los soportales, son policías.”
[…] El acceso a la vivienda de D. Antonio no fue fácil, pues la casa estaba
rodeada por la brigada social y en su interior permanecían personas afines al
gobernador que habían tomado las habitaciones de la casa para leer poemas del
poeta […] El acto fue un éxito desconocido en la ciudad […] Habló Dionisio
Ridruejo y se leyeron versos de don Antonio. Todo se iba desarrollando
suavemente pero cuando se escuchó aquello de “Y es hoy aquel día de ayer. …Y
España toda / con sucios oropeles de carnaval vestida / aún la tenemos: pobre y
escuálida y beoda; / mas hoy de un vino malo: la sangre de su herida” [6],
comenzó a notarse cierta tensión. Mediado el acto se había presentado un
grupito de falangistas jóvenes dispuestos a madrugar y unirse al homenaje.
Alguien gritó: ¡los fascistas a Soria! Era de temer lo peor. Pero los tiempos
no eran ya los de antaño y, como en el famoso epigrama, “fuéronse y no hubo
nada”.»
Un marcado carácter político subyacía sin duda en el
merecido homenaje a D. Antonio Machado, como se desprende del propio texto de
la convocatoria, de las circunstancias que rodearon la celebración del acto o
del titular que aparece en la colaboración de Dionisio Ridruejo para el diario
francés Le Monde: «En commemorant
l'anniversaire de la mort d'Antonio Machado l'elite intellectuelle espagnole
manifeste contre Franco»[7].
Del ambiente que se creó en Segovia aquel 22 de febrero da testimonio un buen
amigo de Rafael Zabaleta, Luis Felipe Vivanco, que refleja sus emociones en
estas palabras: «La tarde superó a la mañana en belleza e intensidad de luz.
Laderas de nieve y laderas de carrasca. ¡Hermosa tierra de España! Al llegar al
puerto del León salió la luna. Don Antonio, liberal y republicano toda su vida,
murió al mismo tiempo que la segunda República. Viva la República».[8]
Los datos expuestos no solo confirman la relación de
Rafael Zabaleta con los principales representantes del arte y de la cultura,
bien estudiada y documentada, sino que nos revelan también otro aspecto menos
conocido de su personalidad: una actitud decidida contra la dictadura. Participar
en calidad de convocante y de asistente en un acto como el de Segovia no era,
en 1959, tan cómodo ni tan seguro como lo sería actualmente; acredita, además
de una gran sensibilidad poética, una importante dosis de valentía y de
compromiso.
[1]
Rodríguez Aguilera, C.: R. Zabaleta, Servicio de Publicaciones del
M.E.C., Madrid, 1971. Páginas 11-12.
[2]
Conferencia “Rafael Zabaleta y Miguel Hernández, cara a cara” a cargo del autor
de este artículo, organizada por el Ilustre Ayuntamiento de Quesada y celebrada
en el Museo Zabaleta en julio de 2010. Homenaje a Josefina Manresa y Miguel
Hernández celebrado el 26 de febrero de 2011, también en Quesada, con
asistencia de la familia del poeta.
[3]
Archivo del Partido Comunista de España, Madrid, caja 127.
[4]
Muñoz Soro, J. y García Fernández, H.: «Poeta
rescatado, poeta del pueblo, poeta de la reconciliación: La memoria política de
Antonio Machado durante el Franquismo y la Transición». Hispania, 2010,
vol. LXX, nº 234, enero-abril, págs. 137-162.
[5]
González, J.: «El Homenaje a Machado en Segovia en el año 1959». El Adelantado de Indiana, 2007, nº 7,
diciembre.
[6] Son
cuatro versos del poema de Antonio Machado titulado A una España joven, que empieza así: “Fue un tiempo de mentira, de
infamia. A España toda, / la malherida España, de carnaval vestida / nos la
pusieron, pobre y escuálida y beoda, / para que no acertara la mano con la
herida. / Fue ayer; éramos casi adolescentes; era / con tiempo malo, encinta de
lúgubres presagios …”
[7]
Ridruejo, D.: «En commemorant l'anniversaire de
la mort d'Antonio Machado l'elite intellectuelle espagnole manifeste contre
Franco», en Casi unas
memorias , Planeta, Barcelona, 1976. Página 365.
[8]
Recogidas por Jesús González de la Torre. Véase nota 5.
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