Rafael
Zabaleta, pese a su aparente timidez, mantuvo estrecho contacto con muchísimos
artistas, escritores, críticos e intelectuales de su época. Investigando esos
contactos he comprobado recientemente su amistad con Pío Fernández Muriedas (Santander, 1903 – 1992).
Pío Fernández Muriedas (Fondo Fernández Gochi) |
Pío Fernández Muriedas fue un insigne recitador de
poesía clásica del siglo XX, poeta y pintor. Es también conocido como Pío Fernández
Cueto, seudónimo que usó desde 1939 hasta finales de los años 50 para no
utilizar el apellido Muriedas, políticamente arriesgado por razones que más
abajo veremos.
Según testimonio de Benito Madariaga, Pío Fernández
Cueto debió conocer a Rafael Zabaleta en Barcelona en noviembre de 1956, ya que
escribe refiriéndose a aquella estancia de Pío en la ciudad condal: «En
sus Pasos perdidos[1]
tiene los mejores elogios para el pintor Zabaleta que le produjo una gran
impresión por su humildad y cordialidad»[2].
En los años 20 y 30, Pío conoce y trata a
personalidades como los escritores Eugenio Noel, Valle Inclán, García Lorca,
Alberti, Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y, en general,
a los de la generación del 27. Su relación es intensa con pintores como Joan
Miró, Carlos Enríquez, Gutiérrez Solana, Ricardo Bernardo, Vázquez Díaz,
Antonio Quirós, Pancho Cossío... En 1935 colabora con García Lorca en la
actuación en Santander de La Barraca. En esos años recita en varias ocasiones
en el Ateneo de Madrid, presentado por D. Ramón del Valle Inclán, al que trata
en su tertulia.
Participa en la guerra civil como recitador y
secretario de propaganda de la Unión de Escritores y Artistas Revolucionarios.
Le acompaña Antonio Quirós. Pintando carteles y dibujos revolucionarios,
participaron en todos los frentes. Pío es conocido como el “recitador
proletario”.
Pío Fernández Muriedas en 1936 (Fondo Fernández Gochi)
Al llegar la ofensiva franquista a Santander a
finales de 1937, marcha a Francia por mar y se establece cerca de Burdeos, pero
regresa a España por la frontera de Cataluña para seguir realizando recitales.
El 4 de febrero de 1939 –como tantas otras personas
fieles a la República al final de la guerra civil– marcha nuevamente a Francia;
cruza los Pirineos andando y es internado en el campo de concentración de Prats
de Molló.
Campo de prisioneros de Prats de Molló (Foto de Roger Violet en "L'Illustration" 11-2-1939)
Vuelve a España porque cree que realmente no habría
represalias contra quienes no tuvieran delitos de sangre, pero es detenido, juzgado
y condenado a muerte, sentencia que le sería conmutada por la de 15 años de
cárcel. Sus hermanos Antonio (condenado a muerte; ejecutado en Santander) y
José (desaparecido en Barcelona) sí perdieron la vida. Con la ayuda de varios intelectuales
del bando nacional, especialmente de José Mª Pemán, Pío sale a los pocos años
de la cárcel de Oviedo y es desterrado de Santander y Asturias.
Durante el destierro se instala en Bilbao, donde es
acogido por los intelectuales de la ciudad y genera amigos de por vida. En esa época
conoce al amor de su vida, Mª Luisa Gochi. Mª Luisa empieza a llevar una
contabilidad de los recitales de poesía de Pío por toda España; desde 1946
hasta 1972 contabiliza 2.400 recitales y la venta de 900 obras de arte de 86
pintores diferentes.
Durante sus viajes a Madrid en los años 40 y 50,
Pío Fernández Muriedas trata a Pío Baroja y a Vicente Aleixandre, a los que visita
con frecuencia. Participa en las tertulias del Café Gijón con Pancho Cossío,
Francisco Arias, Antonio Buero Vallejo, Díaz Caneja, Antonio Quirós, Gerardo
Diego, García Nieto, José Luis Cano, Alfonso Sastre…
En sus memorias correspondientes a julio del año
1963, Pío se refiere a un comentario sobre Zabaleta que le hizo Francisco Arias
en la cafetería “La Austriaca” de Madrid e incluye un paréntesis muy
significativo de la amistad que le unió al pintor quesadeño: «Arias siguió
hablando sobre Zabaleta (dulce y querido amigo) quién (sic) cuando estaba en
París quiso conocer al “santón” Picasso…»[3].
En la década de los 50, Pío fija su residencia en
Zaragoza. Finalizado su destierro, regresa a Santander en 1963.
Su hijo Manuel María ha tenido la amabilidad de
facilitarme copia de esta postal (sin fecha, ya que faltan los sellos) enviada
por Zabaleta a Pío Fernández Cueto:
Postal enviada por Zabaleta a Pío en los años 50
En 1984, Pío viaja a Nueva York, donde recita el
poemario de Federico García Lorca Poeta en Nueva York (Casa de España,
18 de febrero).
Durante su vida, Pío es retratado por los pintores
más significativos de España, y es glosada su figura en poemas dedicados a él
por más de cien poetas. Uno de esos retratos fue probablemente realizado por
Rafael Zabaleta, ya que Mª Luisa Gochi hace en su diario referencia a esa obra
según me ha informado su hijo Manuel María, quien me dice que su padre vendió
en vida muchos cuadros como ayuda a su actividad y para poder darles educación
a sus hijos. Lamentablemente, no conserva fotografías del retrato ni ninguna
otra referencia al mismo, por lo que no hemos podido localizarlo ni sabemos qué
fue de él.
El 8 de diciembre de 1992 fallece Pío y es
enterrado en el cementerio civil de Santander junto al amor de su vida, Mª
Luisa Gochi, con el epitafio shakesperiano: “La vida es un cuento narrado por
un idiota con grandes alardes y sin sentido alguno”.
[1] Pasos perdidos es el título con el que Pío fue publicando en prensa sus memorias.
[2] Madariaga, Benito.
Aventuras y desventuras de un trotamundos
de la poesía. Recuerdo y homenaje a Pío Fernández Muriedas. Santander,
Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, 2009, p.
43.
[3] Muriedas, Pío. Recuerdos de mis pasos perdidos. Oviedo, KRK, 2020, p. 69.
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